The Watchmen novela gráfica o representación de Poder Politico



Watchmen («Vigilantes» en español) es una historieta de superhéroes creada por el escritor Alan Moore, el artista Dave Gibbons, y el colorista John Higgins. La serie fue publicada por la compañía estadounidense DC Comics durante los años 1986 y 1987 como una serie limitada de 12 números.5 Ha sido reeditada varias veces y traducida a distintos idiomas, entre ellos el español, además de obtener prestigiosos premios, como el Hugo. Watchmen se originó a partir de una propuesta de la historia de Moore a DC presentando a los personajes superhéroes que la empresa había adquirido de Charlton Comics. Como la historia propuesta por Moore había dejado a muchos personajes inservibles para futuras historias, el editor en jefe Dick Giordano convenció al escritor de crear personajes originales en su lugar.
Moore utilizó la historia como un medio para reflejar las ansiedades contemporáneas y criticar el concepto de superhéroe. Watchmen presenta una historia alternativa donde los superhéroes surgen en los años 1940 y 1960, ayudando a los Estados Unidos para ganar la Guerra de Vietnam. El país se está desplazando hacia una guerra nuclear con la Unión Soviética, los vigilantes disfrazados han sido declarados ilegales y la mayoría de los superhéroes anteriores se encuentran en retiro o trabajan para el gobierno. La historia se centra en el desarrollo personal y de las luchas de los protagonistas como una investigación sobre el asesinato de un superhéroe patrocinado por el gobierno que los saca de su retiro, y, finalmente, les lleva a enfrentarse a un complot que evita la guerra nuclear matando a millones de personas.
Creativamente, el enfoque de Watchmen está en su propia estructura. Gibbons utiliza un diseño de cuadrícula de nueve paneles en toda la serie y añade símbolos recurrentes, tales como una carita manchada de sangre. Todos excepto el último tema presenta documentos ficticios que se suman al trasfondo de la serie, y el relato se entrelaza con el de la otra historia, una ficción cómica de piratas titulada Relatos del Navío Negro, que uno de los personajes cuenta. Estructurada como una narración no lineal, la historia salta a través del espacio, el tiempo y la trama. Watchmen ha recibido elogios de la crítica tanto en el cómic como en la prensa, y es considerado por la crítica como un texto seminal de un medio del cómic. Después de varios intentos de adaptar la serie a un largometraje, Watchmen del director Zack Snyder fue estrenada en 2009.
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Temas tratados en los Volúmenes ilustrados 

Watchmen se caracteriza por el realismo con el que aborda el mundo de los superhéroes. Los temas que se tratan en la obra destacan ante el lector la condición humana de los protagonistas. Uno de ellos es el de la percepción social de la autoridad, especialmente en el contexto de EEUU (ver Movimiento de Milicias en EEUU). El tratamiento que la novela realiza de esta temática se puede resumir en la frase «¿quién vigila a los vigilantes?». Desde el punto de vista weberiano, el ejercicio de la autoridad es raramente aprobado moralmente por aquellas personas que no la poseen; la autoridad institucionalizada simplemente se tolera debido a su poder social. Los aventureros de Watchmen, antes de la aprobación de la ley de Keene, son los representantes de la institución de los superhéroes. En un principio, su autoridad es respetada, aunque finalmente es puesta en duda y surgen peticiones de responsabilidad. Este cuestionamiento de la autoridad se inspira en la oposición a la Guerra de Vietnam y en el movimiento por los derechos civiles, tratados en Watchmen.
Estas ideas también aparecen en la «antiveneración» con la que, en palabras del postmodernista Gregory J. Golda, se presenta a los superhéroes en la novela (como personas «irritadas e ineptas, chapadas a la antigua»). Según Golda, la antiveneración «atribuye al lector la responsabilidad directa de las normas sociales destructivas al atacar los principios más queridos por la sociedad. Esta falta de respeto por el pasado es el quid de Watchmen».
En la obra se muestra cómo los superhéroes son percibidos en un primer momento como auténticos dioses merecedores de adoración, en especial el Dr. Manhattan, para después realizar una deconstrucción de dichos personajes, que revela defectos que los hacen menos valiosos a ojos de la gente. En uno de los apéndices incluidos al final de cada capítulo, el antiguo jefe de Osterman, Milton Glass, señala que ante el conocimiento de la existencia del Dr. Manhattan declaró que «Dios existe y es americano». No obstante, a pesar de las críticas que van surgiendo en torno a las figuras de los héroes, todavía hay espacio para su culto en la forma descrita por el ensayista e historiador Thomas Carlyle, recogida en Watchmen. Carlye, que influyó en la temprana filosofía fascista, opinaba que el heroísmo no residía en los defectos o en la falta de «perfección moral» de una persona, sino en la capacidad de la misma para enfrentarse a estas dificultades. Para Carlyle, atacar a los héroes por sus puntos débiles es el comportamiento propio de aquellos que buscan consuelo en lo convencional (de los «criados», de acuerdo con la frase «ningún hombre es un héroe para su criado»). En sintonía con este punto de vista, en la novela Rorschach incluso llega a calificar de «lapsos morales de un hombre que murió por su patria» al intento de violación del Comediante al primer Espectro de Seda. Estas ideas inspiradas por Carlyle también se manifiestan cuando Ozimandias, durante una conversación con Rorschach, se refiere al Comediante como «un nazi».33 Además, para abundar en esta presentación de los superhéroes como fascistas, la publicación de extrema-derecha New Frontiersman aparece como la más ardiente defensora de sus actividades, llegando a publicar un artículo en su portada con el títular «El honor es como el halcón: a veces debe ir encapuchado».
El fin de la civilización y las teorías conspirativas están presentes en el argumento de la serie. La amenaza de una guerra nuclear que lleve a la humanidad a su fin se palpa durante toda la novela. De acuerdo con la interpretación que ofrece el director de cine Darren Aronofsky, «toda la motivación de Ozimandias consiste en impedir el fin del mundo».35 Por otro lado, el argumento está dirigido por una trama conspirativa principal. Rorschach está obsesionado con este tipo de teorías, con las que parece haberse familiarizado a través del New Frontiersman. Aronofsky sostiene que el tratamiento que Watchmenhizo de este tema fue pionero, aunque desde entonces «se ha convertido en muy popular debido a JFK y a The X-Files, ha entrado a formar parte de la cultura popular, por lo que el pensamiento de Rorschach ya no resulta tan excéntrico».
Otro de los temas que se tratan en la obra es el del determinismo. Golda describe la relación entre esta doctrina filosófica y el Dr. Manhattan, quien «vive su vida inmortal percibiendo tiempo y de los sucesos como inevitables. Se convierte en el símbolo del determinismo». En alusión a la analogía del relojero, empleada por William Paley para defender la existencia de dios, el Dr. Manhattan fue educado para desempeñar dicha profesión. Con frecuencia, es el propio Manhattan el que opina sobre los temas del determinismo y del libre albedrío, como cuando le comenta al segundo Espectro de Seda: «Todos somos títeres, Laurie. Yo sólo veo los hilos».
La megalomanía se aborda en la novela, pero no por medio de los villanos convencionales. En su lugar, Ozimandias se presenta como un idealista que busca en el pasado inspiración a fin de utilizar mejor su intelecto para ayudar a la humanidad. Veidt idolatra a Alejandro Magno y a Ramsés II, cuyo nombre en griego adopta para su identidad secreta. Otro personaje de DC, el Hombre Halcón también creía ser la reencarnación de un príncipe egipcio.
Un último tema del que se ocupa la novela es el de la moral, particularmente el debate entre absolutismo, consecuencialismo y relativismo moral. Cada uno de los aventureros parece adoptar una postura diferente ante este conflicto. Rorschach es un seguidor radical de la doctrina absolutista: cree que todos los criminales deben ser castigados por sus delitos y no vacila en recurrir a métodos extremos para lograrlo (por ejemplo, asesina a un violador múltiple). También niega toda influencia a la cultura o al contexto en sus actos. Muestra de ello es el mantra que pronuncia varias veces a lo largo del libro: «Ni siquiera delante del Armagedón. Nunca me rendiré». Veidt expresa lo siguiente sobre Rorschach : «Creo que es un hombre de gran integridad, pero ve el mundo en blanco y negro, en términos maniqueos».
El Comediante adopta posturas opuestas a las de Rorschach. El código moral de este personaje recibe diferentes calificativos a lo largo de la novela. El Dr. Manhattan lo describe como «deliberadamente amoral» y en algunos momentos el personaje parece prácticamente nihilista. En la primera reunión de los Vigilantes, el propio Comediante se retrata cuando explica que tratar de combatir al crimen organizado no tiene sentido ya que «dentro de treinta años las nucleares van a volar como insectos».
Ozimandias representa en la novela la visión utilitarista. Sus puntos de vista parecen reafirmarse al final de la obra: a pesar de que sus planes precisaban de la muerte de tres millones de neoyorquinos (y de un centenar de artistas y científicos de talento), los demás aventureros acceden a guardar silencio. Únicamente Rorschach se resiste a transigir: su fidelidad a sus principios acaba con su muerte a manos del Dr. Manhattan.

 




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