Primera impresión: ‘Godzilla’


Un espectáculo CGI con sus raíces arraigadas en el espíritu del clásico de la Toho.
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Este lunes pude ver la nueva Godzilla dirigida por Gareth Edwards y solo quería recalcar en primer lugar una idea: esto es un despliegue kaiju superior.
De hecho, es una película de esas que no se ven muy a menudo en la cartelera.  Y más aún, creo que es tan satisfactoria como logra ser, porque precisamente sus responsables tienen muy claro que en medio de la pirotecnia digital destructiva, lo que están haciendo es una película de kaijus que sigue la tradición de aquellas cintas tujas hechas con más cariño que recursos. No por nada en el origen hay un hombre en un traje.
En este Godzilla tienen claro además lo que es y representa el personaje de la Toho. No solo es una película visualmente espectacular que aprovecha la magia del CGI para crear un rey de los monstruos como nunca antes hemos visto, sino también es una fiel actualización de la película de Ishiro Honda. Pero no se equivoquen: no es un mero homenaje, ya que se nota y mucho la mano del director de Monsters.
Desde sus notables créditos iniciales, hay puro amor por el género. También hay una visión clara sobre lo indefenso del ser humano ante el poder de la naturaleza. Siempre entrelazando los errores que el hombre como ser tecnológico ha causado. Pero no quiero entrar tanto en detalle por ahora. Vamos al grano con tres sustentos de la nueva película:
1.- No es tu blockbuster gringo tradicional
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Si en algo ha influido Michael Bay en la industria, es que han salido miles de clones que intentan ganarle en ser el más pirotécnico de los pirotécnicos. Películas que desde el minuto uno tiran toda la carne a la parrilla, pero que teniendo todo a su favor en términos tecnológicos, terminan reducidas en su propuesta a un letargo a las pupilas. Es imperdonable que las escenas de destrucción de edificios deTransformers ya se vuelvan aburridas. Lo mismo para la destrucción de acorazados en Battleship. Por eso uno ya no se sorprende mucho en ese tipo de películas. Una y otra vez somos bombardeados con el mismo tipo de basura.
Pero lo que hace Gareth Edwards aquí es poner su estampa para aterrizar el concepto, dar una vuelta de tuerca original a los choques de colosos, apuntar la cámara desde un prisma humano que magnifica la escala de destrucción y se toma su tiempo entre misterio y misterio antes de desatar lo que todos estamos esperando.
Por eso mismo esta película quizás no es para todos. Especialmente para quienes alegaron que en Pacific Rim no se notaba nada de su acción durante la tormenta. Si quieren escenas a medio atardecer, en slow motion y acercamientos con giros que muestran cada detalle de la explosión, esta no es tu película. Si quieren ver lo mismo de siempre, putas explosiones repetitivas de principio a fin, esto no es para ustedes.
2.- Es una película de Godzilla con todo lo que eso implica
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Como toda película de monstruos gigantes, siempre lo más interesantes son los kaijus. Por lo mismo el gran pero son sus personajes humanos, que no son lo suficientemente interesantes como para contrarrestar el hambre y necesidad que la película genera en el espectador respecto a sus monstruos. Queremos verlos, queremos verlos a cada momento.  No son malos personajes, carcasas humanas con las que uno no puede relatarse, pero tampoco son como los personajes de Jurassic Park. No obstante, aquello también es lo que uno debería esperar de una película de Godzilla. Que exista un arroz blanco al lado del filete.
 Al mismo tiempo, la película carga con las ideas que siempre han seguido al personaje: el poder indestructible de la naturaleza que representa Godzilla y una metáfora de la acción del hombre. Además está presente el hecho de que los humanos cometan errores por querer intervenir en una lucha de titanes en donde el hombre no tiene pito que tocar. Y sí, a grandes rasgos también es el héroe de la pacha mama.   Como un tornado F5 que arrasa con todo a su paso, su misión es tener un match de cachacascán contra otros kaijus sin evaluar en daños colaterales. Y es ahí en donde vuelves a ser cabro chico.
Más encima asume lo que es y nunca intenta ser algo distinto. A diferencia de lo que hizo Roland Emmerich en la versión norteamericana anterior (¿Recuerdan los mini Godzillas en modo velociraptor?).
3.- Es es-pec-ta-cu-lar ah ah ah ah
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Cuando sonrío durante una película que no es chistosilla y me doy cuenta de que estoy sonriendo, es señal de que algo realmente funciona. Godzilla es una película que hace que te importe tanto cada aparición del rey de los monstruos, que cuando entra en acción, arman un par de secuencias notables con las que es bien difícil no quedar satisfecho. Es decir, no te deberían gustar las películas de monstruos gigantes de partida.
No solo eso, hay varias escenas previas que están tan bien dirigidas, que es todo un gusto verlas en ejecución en la pantalla grande. Por eso mi plan desde ya es repetirme esta película en la sala más grande posible.
Sumen lo más más importante: su última batalla es tan al porcino, que desde ya en Japón deberían nacionalizar a Gareth Edwards. Es todo lo que un fan de los monstruos gigantes podría querer, con todo y momento del aliento atómico como para los ojos se vuelvan rasgados. Uno tiene que puro levantarse y aplaudir . Así que en síntesis lo resumo: Godzilla vuelve en gloria y majestad a la pantalla grande. Han exorcizado al muerto de 1998.

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