A una década del estreno de ‘El Retorno del Rey’


Todo en el marco de una primera impresión de “El Hobbit: La Desolación de Smaug”.
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Hoy se conmemoran 10 años desde el estreno del Retorno del Rey, el cierre de la trilogía de El Señor de los Anillos y una película que arrasó en los Oscar básicamente como compensación del logro de Peter Jackson y compañía en la adaptación de la obra de J.R.R. Tolkien.
La fecha también cobra relevancia, ya que hace poco se estrenó en gran parte del mundo – aunque en Chile se estrenará recién el próximo 26 de diciembre – la segunda película que adapta El Hobbit. Una precuela que remarca que todo esto no está a la altura de lo que se pudo ver en la trilogía de la Guerra del Anillo Único.
De hecho, vi La Desolación Smaug la semana pasada y mi primera impresión básicamente fue nublarme por el despliegue y el dulce para el ojo que representan las escenas relativas al Dragón Smaug. Son excepcionales, literalmente a toda zorra. Pero esta segunda entrega también remarca los grandes problema de estas nuevas películas de Jackson:
  1. El Hobbit: La Desolación de Smaug es mejor película que la lata de El Hobbit: Un Viaje Inesperado
  2. No porque sea mejor que la primera está al nivel de las de la trilogía
  3. Por eso último, depende demasiado de hacer ganchos a El Señor de los Anillos.
  4. El punto anterior por momentos llega a ser estúpido y el mejor ejemplo es la participación de Legolas. Demasiado largometraje sobra y casi nada se justifica en sus puentes realizados para unir todo a El Señor de los Anillos.
  5. Sumen un dominio del CGI que eclipsa lo que lograron en algunos ámbitos las películas anteriores, como es el uso de efectos prácticos en la creación de Orcos.
No quiero extenderme mucho al respecto por ahora, pero creo que captan la base de la idea de esta, una experiencia bastante lejana de lo que implicó El Retorno del Rey. Y sí, mucho se ha dicho de que aquella “no terminaba nunca”, pero esa película encapsuló de gran forma el concepto de La Tierra Media en la pantalla grande. No sé, por ejemplo siempre recordaré la primera función en que vi el fin de esa trilogía. A la fecha, nunca he vuelto a escuchar en una sala de cine una reacción digna de estadio de fútbol como pasó en la sala de cine a la que asistí, con esta escena:
Aplausos, gente de pie. Creo que esa ha sido la mejor experiencia colectiva que he tenido en una sala de cine. Todo lo que les patea las bolas a los puristas, pero realmente fue muy buena experiencia. Además, aquello se generó porque en la narrativa de la trilogía anterior, Peter Jackson y su equipo de guionistas lograron armar bien a sus personajes y hacer que nos importasen. Aquí, no solo Bilbo es eclipsado, sino que poco y nada se hace para validar la inclusión de personajes nuevos que quedan en el aire y con poco desarrollo. El que más extienden, es el personaje de Evangeline Lilly. Una elfa que ni siquiera sale en el libro original y aquí forma parte de un pseudo triángulo amoroso como para querer sacarse los ojos.
Pero ya habrá tiempo para profundizar en eso, por ahora les dejo dos grandes momentos para recordar. Y ustedes hagan lo mismo en los comentarios.

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