El escenario de ‘The Walking Dead’ de cara a la pausa de mitad de su tercera temporada



Lo siguiente da por entendido que estás al día con los episodios.
A la mierda con The Walking Dead.
Eso llegué a pensar en un momento de la adaptación televisiva del popular cómic de Robert Kirkman. Decisiones estúpidas, personajes hinchapelotas, elementos argumentales sin brillo, un estiramiento de chicle soporífero. De todo hubo…. y costó salir del pozo.
El próximo domingo se desarrollará el último episodio antes de la anunciada pausa de mitad de su tercera temporada, en esta serie que mejoró con todo desde que se deshizo de su peor personaje. Sí, lamentablemente su despedida siguió la ruta del desperdicio de oportunidades para concretar quizás la única razón por la que merecía seguir respirando (tener un destino tan hijo de puta como el que tiene en el final de la historia de la prisión en los cómics), pero al menos lo importante es que ya se fue. Chao pescado Lori, petít bouche zombístico de la bipolaridad inconsistente. No te extrañaré.
Pero más allá de que tras dar vuelta la página la serie se reencaminó hacia senderos argumentales más interesantes, los realizadores están empezando a concretar algo que esquivaron completamente durante la última temporada y media a punta de situaciones agregadas a forceps y resoluciones con menos peso que paquete de papas fritas: ¡el desarrollo de su maldito personaje principal!.
Ahora con los elementos de su adaptación en modo “es lo mismo pero no es igual”, en donde quizás la mejor vuelta de tuerca ha sido la idea de mezclar en un juego de mete y saca a la rubia Andrea con el maldito Gobernador, poco a poco en The Walking Dead recuperan lo que tan exitosamente generaron durante sus primeros episodios: que su historia sea tan atractiva como el trabajo de producción que tiene detrás. Y, de paso, que el policía Rick sea el líder que debe ser.
Con el choque inevitable que se dará entre la nueva amenaza del pueblo de Woodbury y el grupo comandado por Rick instalado en pleno recinto carcelario, como un edén putrefacto y peligroso al que aún pueden sacarle más jugo chocolatoso, finalmente tenemos un elemento de confrontación atractivo, tras episodios plagados de decisiones argumentales motivadas sólo para sorprender “porque sí” a la gente que leía al cómic, más que ser coherente con su propuesta televisiva.
La segunda temporada menoscabó completamente mi postura de querer creer en ‘The Walking Dead‘, pero esta temporada poco a poco enfiló nuevamente su propuesta con Michonne a la cabeza. De lo mejor de la serie, aún cuando tienen aún mucho que hacer para caracterizarla más allá de “la negra fileteadora de zombies”, que finalmente entra al panorama en dónde cobra sentido el que hay que temer más a los vivos y que los que están respirando, se acercan a ese umbral en donde perfectamente podrían estar mucho mejor muertos.
Los dejo con las promos y vistazos previos del próximo episodio:

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