Review | The Avengers


Estoy aquí para hablarte de la iniciativa de Los Vengadores“. Tras cinco películas dedicadas a sus personajes individuales, llegaron las dos horas anticipadas desde 2008. Las de constatar el fruto definitivo del elaborado plan estratégico de Marvel Studios, el mismo que ha sido vendido como el motor que ha dado vida a su universo cinematográfico cohesionado: The Avengers. Una ambiciosa apuesta de blockbuster que viene gestándose desde que en una escena especial post-créditos, el Nick Fury interpretado por Samuel L. Jackson nos tanteó aquella idea. A partir de ahí, conectaron un puñado de historias en una sola línea argumental, a veces incluso a puro forceps, para dar un plan correlativo a gran escala nunca visto en la pantalla grande. Un traspaso de los más importantes emblemas de la Casa de las Ideas bajo el control cinematográfico de la editorial, que concreta una producción que abofetea y gana el gallito a su competencia directa, demostrando que sí se puede reunir a tanta “capa y spandex” en un sólo proyecto.
Aunque esa es su gran victoria, en el esquema de la popular y lucrativa mitología contemporánea de los superhéroes,The Avengers también saca puntos a favor al cumplir con la cuota parafernálica de explosiones y de batallas esperadas para entretener más de lo que alguna vez gestó en el estudio. Más importante, también dan el espacio para caracterizar y hacer lucir más que nunca a cada personaje en una básica, muy simple historia de crossover, traspasada del cómic al cine con las dosis de acción que esperan muchos fanboys. Una realizada justamente por alguien que porta ese estampado: Joss Whedon.
En esta reunión tenemos al Capitán AméricaIron ManThor y Hulk, juntos en un escenario en el que son acompañados por un puñado de secundarios - La Viuda Negra, Ojo de Halcón, Nick Fury, el Agente Coulson – que al fin tienen espacio para hacer algo más que caer en la categoría del miserable relleno. Un panorama que además está marcado por las expectativas instaladas por los resultados disimiles y poco satisfactorios de las apuestas previas, presentadas bajo el banner rojo amparado ahora por Disney. Una anticipación que tuvo su mayor declive en Iron Man 2, digno para muchos de nublar el panorama de expectativas totalmente, y que no pudo armar consenso en la recepción, tanto en la dedicada al dios de Asgard, como en la del súper soldado.
Pero aún con todo el recelo previo presente por tanto rostro que aquí se reuniría para gritar assembleThe Avengersfunciona a punta de presentar un despliegue de pirotecnia visual satisfactoria y un manejo de personajes que da el espacio suficiente para que todos puedan lucirse en espectáculo, destacar sus individualidades en cada arco de historia, contrastar sus formas de ser para dar condimento y sumar sus partes, sin dar mucha vuelta a si todo calza a la perfección en torno a sus historias previas. Un entretenido resultado final marcado a la larga por una batalla épica de ñoñasmo tras ñoñasmo, que logra opacar los puntos bajos y que sin duda, con un gigante verde totalmente desatado, gesta la mejor película de Marvel a la fecha.
Gran parte del éxito de The Avengers radica en que es, todo lo que las otras películas de Marvel Studios no son. Es decir, aunque la primera Iron Man es más sólida en algunos sentidos, especialmente por el foco y ventaja de tener a un solo protagonista para sacarle partido, aquí logran tanto sacar el jugo a tamaña convocatoria de personajes cuyos orígenes ya no necesitan ser contados,  así como dar con un último acto que saca aplausos al tener toda la acción de la que carecían las películas individuales. Ese es un elemento ausente en todas las películas anteriores de la marca, que al fin explota en términos de espectáculo. No obstante, aquí falta también un mejor primer acto. Un inicio más satisfactorio. Aquello es algo que caracterizó a todas las apuestas previas, las mismas que partían mejor de lo que terminaban, por lo que su ausencia es la gran piedra en su camino. Aún así, que todo vaya en ascenso desde su primer minuto, más que caer en picada como en otras ocasiones, eso le juega a favor al resultado final.
Asimismo, la extrema simpleza también juega en contra. En The Avengers existen elementos muy básicos en su premisa, que probablemente dejarán un poco inconformes a todos los que esperan un poco más de elaboración y sorpresa en la historia. La misma que brinda satisfacciones con lo más a la mano: hacer chocar a los héroes desde sus primeras interacciones. A partir de una estructura de tres actos demasiado marcados, o al menos así es para mi gusto, también la previsibilidad está a la orden del día. Los héroes se reúnen, los héroes tienen problemas entre si, los héroes salvan el día. También lo otro “demasiado simple” en este esquema es el plan de Loki. Tanteadas y al amparo de la mera especulación quedan las interpretaciones en torno a los engaños que juega el villano, que da vida un Tom Hiddleston con toda la actitud maquiavélica resentida necesaria. Se trata de un personaje que juega a ser atrapado, que engaña con su discurso, que da a entender que domina a la bestia con algún fin oculto. Pero casi todo eso puede ser perfectamente entendido como pura chaya para despistar y generar un poco de distracción en la historia, pues a la larga lo único que importa es que hay un portal misterioso que debe ser abierto.
The Avengers es la historia de cómo un vengativo Loki no encuentra nada mejor que forjar una alianza para dañar aThor en donde más le duele (su amor a primera vista por el tercer planeta del Sistema Solar), a partir de una invasión extraterrestre concretada por una combativa raza llamada Chitauri. Para ello, el Dios de la Mentira se hace del poder del Cubo Cósmico, el artefacto visto en Capitán América: El Primer Vengador, para abrir el mencionado portal que permitirá a las hordas alienígenas llegar a La Tierra, para que así destruyan todo a su paso. Para ello el Dios no escatima timos en este pseudo Thor 2 camuflado, incluido el lavar el cerebro a algunos secundarios, con la idea de crear un aparato tecnológico que le ayudará a cumplir su objetivo. Loki genera todo este peligro categoría Defcon 4, que da la luz verde a S.H.I.E.L.D. para comenzar su iniciativa de convocatoria de capas, escudos y martillos.
A partir de ahí no existe mucha sorpresa e incluso el tráiler definitivo anticipa excesivamente más pistas de la cuenta, hasta para un momento clave del final que pierde fuerza por eso mismo, pero al menos el villano en esta oportunidad sí funciona a diferencia de lo que pasó en su propia película. De hecho es bueno que el nemesis aquí sea uno sólo, como un guiño al primer cómic del grupo de Stan Lee y Jack Kirby, aún cuando un problema radica en base a que los extraterrestres no son más que un ejército sin rostro ni personalidad, que  cumplen una única función: ser el pushing ball del Capitán América y compañía durante la gran batalla final. Uno nunca les compra su amenaza, están destinados a perder y esa falta de riesgo baja un poco las revoluciones. Pero aún así estas debilidades para la mayoría de los mortales quedarán reducidas a simples nimiedades, porque al fin se pueden ver a los héroes como “todos” realmente quieren verlos.
En ese éxito al sacar el jugo a cada superhéroe, se gestan una serie de interacciones atractivas de algunas duplas. Mientras Thor (Chris Hemsworth) no es muy determinante, al menos sí queda patente el crecimiento que ha tenido desde su primera aparición. Atrás quedan cosas como el incomprable amor fulminante y su inmadurez, para simplemente instalar al personaje como un canalizador de poder que aún intenta salvar a su adoptado hermano, marcando las diferencias-no-tan-diferencias entre la magia y la tecnología ultra-demasiado-avanzada de este universo. Claro que ni su presencia ni la del resto es tan beneficiada como el modo que tienen los realizadores para hacer uso del gigante de jade. Si existe algo para destacar, es la inclusión de Mark Ruffalo en la dualidad Bruce Banner/Hulk. Algo que eleva la película e instala la idea de que esto es mejor de lo que realmente es
El actor es el punto más alto de la película, más allá del excelente factor de captura digital que permitió traspasar su actuación a una criatura verde con más vida y actitud que todas sus caracterizaciones previas (Tanto en la película de Ang Lee como la de Louis Leterrier). Inclusive consigue algo que para muchos parecía uno de los principales desafíos de la película: lograr que se te olvide que el rol fue interpretado previamente por  un Edward Norton que no participó aquí por su choque con los ejecutivos. En The Avengers el Bruce Banner de Ruffalo es todo lo contenido y temeroso de si mismo que requiere la ira que se desata una vez que entran en acción los efectos digitales. Pero claro que Hulk es mucho más que la guinda de la torta, pues toda su interacción con Thor está entre lo mejor de la película. Tal y como en los cómics, ambos se enfrentan en un duelo que ayuda bastante a que todo agarre vuelo a partir del segundo acto. No sólo eso, además tienen una pequeña y breve interacción durante la batalla final muy, muy divertida.
Todo es tan bueno en torno al gigante verde, que a uno no sólo le da lo mismo el cambio, sino también pasa a segundo plano que no tomen en cuenta para nada lo que pasó en la película anterior, especialmente en lo que concierne a la duda que dejó instalada el final de The Incredible Hulk. Nunca queda realmente claro si Bruce Bannerpuede o no puede controlar a la bestia, e inclusive existen leves contradicciones en ese aspecto en la propia película. Sin embargo, una vez que Banner se manda su frase para el bronce y literalmente encara el peligro frente a una gigantesca criatura en la batalla final, toda duda es minimizada en su efecto. Hulk entra en acción, se roba la atención y tiene el mejor momento de toda la película al interior de la torre Stark frente a Loki.
Otro de los elementos principales está centrado en torno a las diferencias entre Steve Rogers (Chris Evans), ahora portando un traje realmente horrible,  y el Tony Stark de Robert Downey Jr. Ambos representan a disimiles formas de ver el mundo, pero su interacción logra dar más contexto a la gestación de este universo cohesionado. Aún cuando la estrella sigue siendo Iron Man, esas diferencias ayudan a mantener en los márgenes a la sombra que ejerce el multimillonario, playboy y filántropo sobre el resto gracias a su carisma. Con o sin la armadura, Stark siempre está a la batuta y por algo también tiene los mejores diálogos. Pero aún con aquello, el guión logra sacar partido a las fortalezas y diferencias de cada rol, con una serie de escenas durante la película entre el Capitán e Iron Man que ayudan a unir propuestas y orígenes tan diversos.
Más allá del cuarteto principal, el hilo conductor de todo al fin es S.H.I.E.L.D. La organización que mermó los resultados tanto de Iron Man 2 como de Thor y que aquí rinde los frutos de tanta cosecha a la fuerza. Aunque Samuel L. Jackson nuevamente queda relegado a un segundo plano, ahora sí tiene para hacer un poco más que dar la cacha administrativa e inclusive entra en algo al modo acción. Ahora quienes sí tienen más foco son La Viuda Negra(Scarlett Johansson), que ya no es un exclusivo dulce sexy para el ojo, y Ojo de Halcón (Jeremmy Renner). Este último tiene el rol más complicado, ya que su función queda relegada a la de simple peón sin voluntad desde su primera escena. Pero aún con el juego que le toca comandar, su participación y como ello afecta a su compañera de armas, permite finalmente conocer algo de ellos. Lo que en todo caso tampoco era muy difícil, considerando que este último fue utilizado con un cameo para el chiste con anterioridad. Una situación que queda en el olvido en la batalla final, con Burton disparando flechas como condenado para validar su nombre.
La organización secreta además tiene la particularidad de contar con personajes como Maria Hill, que quizás sí es el personaje relleno del cuento, y el Agente Coulson, que toma la relevancia que varios esperaban, quienes dan más diversidad a tanto ser superpoderoso presente. Asimismo, el Hellicarrier es mucho más que una locación de cameo y prácticamente todo el segundo acto de la película se desarrolla en su interior. Es ahí donde recién todo agarra vuelo, aún cuando los juegos de Loki quedan a merced de la simple anécdota, mientras aprovechan de revisar un poco el secretismo que marca el comando de Nick Fury bajo los márgenes del Gobierno y sus estúpidas decisiones.
El guión reescrito por el propio Whedon no se olvida ni las dosis de humor, ni de los guiños a la cultura pop siempre tan presentes en las producciones que llevan su chapa. Todos elementos que ayudan a sacar del entorno cuadrado a la película y brindar más dinamismo a su premisa. Técnicamente la película cumple, salvo que los sets tienen demasiada pinta de sets y el 3D es absolutamente innecesario, pero en lo que sin duda The Avengers funciona como reloj en lo que más importa: entretener a una audiencia que sabe lo que quiere tras ver todas las películas previas de la Casa de las Ideas. Además, cumplen con reunir de forma coherente al equipo, más allá de de su esquema, mientras que con una escena a mitad de créditos mantienen la tradicional promesa de enganche que ha caracterizado a este universo cohesionado. De ahí que para muchos este será el acabose, la realización definitiva del estudio que aquí no acreditó a Jack Kirby como debía. Mal por eso.
The Avengers dista de ser perfecta, e incluso consigue fácilmente que cuestiones el grado de riesgo de lainexistente amenaza maléfica, pero ese tipo de traspiés, pasan a segundo plano al considerar que logra administrar con creces tanto personaje presente y sacar partido a su explosión superheroica. Una que se desarrolla en el epic win que representa su último tramo, que cuenta con un nivel de acción que supera lo hecho por todas las anteriores juntas.  Quizás por eso una apuesta como esta simplemente no se puede comparar con la misma vara de The Dark Knight, ya que su enfoque, ambición temática y tono son totalmente distintos. Sí, se puede argumentar a favor o en contra, pero a la larga no tiene mayor sentido levantar la bandera por una u otra forma de hacer las cosas. Esta apuesta dirigida por Joss Whedon es otra vía para hacer bien las cosas en materia de superhéroes.  Una pirotécnicamente bien concretada, con la que me bastó y sobró con algo tan simple como el buen uso e interacción de sus personajes. Y a veces eso, especialmente tras decepciones previas, es lo que uno valora más de la cuenta.
Hulk golpea, punto.

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